jueves, 4 de junio de 2015

Feliz Cumpleaños

Y un día, te miras al espejo y descubres que vuelves a cumplir 22. Claro, no son los mismos de entonces, estos suman 44 y formas parte de un siglo que antes solo era una promesa de futuro, con sus naves espaciales, sus bestias mutantes destrozando ciudades enteras y colonias humanas orbitando en torno a la tierra o colonizando Marte, con la infaltable imagen de una ama de casa horneando bizcocho en una nave espacial con vistas a la galaxia.


La realidad al final nos encontró hacendo otras cosas, o las mismas. Seguimos en el planeta tierra, el hombre no ha ido más allá de la luna 50 años después, las mujeres irrumpiron con fuerza en el mercado laboral, empresarial, científico y tecnológico (aunque les siguen pagando como si hornearan bizcchos en casa) y las únicas colonias humanas orbitando en torno a la tierra, no van más allá del perfume que algún distraido astronauta se haya dejado en la nave espacial.

44 años y me abraza el misterio de navegar en la ignorancia de no saber si he consumido la mitad de mi vida o el 98%. En cualquiera de los casos, bien consumido está lo vivido, lo perdido y lo que he dejado pasar.

Veo como mi barba, nunca abundante como me gustaría, se va volviendo gris (las nieves del tiempo, dice el tango) y me gusta. Veo que el cuerpo responde perfectamente, que mantengo el pulso, que la melena sigue abundante (aunque creédme que me importa un pimiento si no lo fuera) y de tanto ver, voy viendo que por primera vez necesitaré gafas, probablemente para ver de cerca. Y me gusta la idea, me gustan los chicos con gafas y me gustan también cuando se las quitan.

No se puede celebrar la vida sin tener presente la muerte (tampoco se puede vivir teniéndola presente todo el tiempo) porque la despedida comienza desde el mimo momento en que damos nuestro primer grito de existencia. Es un indiscutible, implacable y fulminante viaje de ida. Más de 16.000 días recorridos en las direcciones más dispersas, y convengamos que no llevar una vida demasiado estable proporciona, además de unas cuantas desventajas, una multitud de experiencias de lo más extravagantes según el ojo que observe.

Mi teoría de la macetas es harto conocida por quienes me rodean, y no me canso de repetir que alguna habrá, en algún lugar con mi nombre esperando que de un paseo por allí. Nadie sabe el día ni la hora, lo único que sabemos es que el futuro es una promesa incierta, salvo mis 16.000 pasos todo lo demás, es una promesa. La misma con la que empecé a andar cada uno de aquellos días, como un conejo persiguiendo una zanahoria tramposa. Y de aquel camino lleno de trampas, me quedo (porque puedo, porque elijo y porque me da la gana) con todo. Incluyo en el pack las cosas que han dolido, los días de hambre e incertidumbre. Y toda la poesía barata de un torbellino de besos y abrazos, orgasmos solos y acompañado -también los que estando acompañado no dejabas de estar solo - me quedo con todo y no descarto la mentira ni la mezquindad, gracias a ellas he sabido disfrutar de la verdad y la generosidad que me rodean.

Vuelvo a cumplir 22 y estoy encantado de haberme conocido, aunque a veces me odie y me daría de patadas en el culo hasta volver a cruzar el charco. Porque uno es así, un poco miserable, un poco acertivo, un poco estúpido y otro poco buen tío. A veces con miedo, otras sobrado, pero en todos los casos e incluyo los más incómodos, frívolos y estúpidos, siempre de verdad. Una palabra curiosa y muy utilizada para maquillar ciertas decadencias, pero que en este caso lo mío me ha costado construir.¿Qué es la verdad? Un fenómeno atmosférico que se desata en el corazón, de intensidad variable, pero con toda la fuerza de la naturaleza.

La Fuerza Centrífuga del Amor II

Me gusta pensar que exponer parte de tu imimidad puede servir para algo más que un simple acto de excibicinosmo u onanismo intelectual. Dich...